“El 19 de septiembre recién pasado, una persona- no sé quién es, ni si es hombre o mujer- obtuvo un premio consistente en una casa, un auto y un sueldo vitalicio de 500 mil pesos mensuales, pero hasta ahora no sabemos si lo cobró y si lo hizo”.
Miriam Sánchez Ruiz, oriunda de Porvenir, madre de tres hijos más que veinteañeros, “con dos hermanas, (la mayor, Rosita, y la menor Verónica, porque yo soy la del medio”) se declara feliz “porque la buena suerte ha golpeado la puerta de nuestras tres agencias en varias oportunidades”.
Y explica que, en el último caso, la casa que entregó el sorteo podía alcanzar un precio de hasta mil unidades de fomento, unos 25 millones de pesos; el auto, hasta 11,3 millones y un sueldo vitalicio, heredable, de 500 mil pesos mensuales, indicando que se desconoce la identidad del ganador o la ganadora y si cobró los premios, y si lo hizo, tampoco se sabe cuándo ni cómo… porque el plazo para hacerlo efectivo venció el domingo recién pasado aunque ella ya recibió su premio: un dos por ciento del total del valor del premio “como en todos los sorteos en que alguien se ganó un premio”.
“Claro que hemos enfrentado momentos complicados, pero la buena suerte ha golpeado varias veces las puertas de nuestras agencias, ya sea en la que funciona en Sodimac, o en Abu- Gosch Zona Franca o en esta, en el módulo central del recinto franco. Nos favorece la ubicación, el horario continuado de atención y el flujo de personas, que siempre es alto”, afirmó Miriam.
“Pero también nos ayuda el mostrar una actitud positiva, amable y con buena disposición para nuestros clientes y en esa tarea formativa, hemos desplegado grandes esfuerzos, porque atendemos y tenemos que hacerlo, en forma amable, alegre”, reiteró.
“Tengo dos hijas y un hijo: Vjera, de 26 años, historiadora, que está en Australia; Drago, ingeniero comercial, 24 años, que vive en Santiago, y Vesna, de 21, instructora de esquí y administradora de centros hoteleros, quien se encuentra trabajando en las Termas de Puyehue, y por eso puedo atender yo misma el negocio, quedarme hasta tarde, cumplir con el horario sin problemas, porque si tuviera niños chicos, este trabajo no sería posible o esos niños estarían poco menos que abandonados”, contó Miriam, mientras vendía cartones de juegos de azar, café, revistas, chocolates, diarios locales y tarjetas de saludos.
Está contenta, afirmó, y en el último tiempo ya ha vendido otros cartones premiados, uno con dinero, pero menor, y otro, con un auto y no olvida, eso sí, que el jueves 9 de noviembre del 2013, vendió el cartón con un premio mayor: mil 580 millones de pesos, cuya comisión le significó un poco más de 20 millones de pesos y “me permitió salir a flote después de un período malo y aquí estoy”.
Como cábala, los recortes de diario que informaron sobre los premios que ganaron sus clientes, están recortados cuidadosamente y mejor enmarcados, colgados de una de las paredes.
Una cita popular afirma que la suerte se hace cada día, si se tiene una actitud positiva frente a la vida y parece ser que, en el caso de Miriam Sánchez Ruiz, eso es afortunadamente cierto y efectivo.