El bombero que no dudó en rescatar de las llamas a niño en peligro de muerte

General
26/10/2010 a las 08:00
“A quien madrugada Dios lo ayuda”, dice el refrán popular. El domingo, el despertarse temprano le permitió al voluntario de la Tercera Compañía de Bomberos, René Rodríguez Aguilera, salvar con vida de las llamas a Gonzalo Cárcamo, el niño de siete años. Aunque lamenta que esta acción no fuera minutos antes, para evitar el daño que le provocó al menor la exposición al fuego y al humo.
Es padre de dos hijos, de tres y seis años. Tiene  casi una década de servicio y es la primera vez que vive una experiencia tan fuerte, en una labor que abraza con la pasión propia de todo voluntario bomberil.
Rodríguez pertenece a la Tercera Compañía, “Bomba Alemana”, y el domingo la jornada partió temprano con un primer llamado, alrededor de las ocho de la mañana, en avenida Frei, cerca de los Flamencos, donde se quemó una casa desocupada. De inmediato Rodríguez, y el director de la compañía, se dirigieron al cuartel a poner en servicio el segundo carro de la compañía, ante una eventual emergencia, “para no dejar desprotegido el sector”.
En eso estaban cuando surgió un segundo llamado. El oficio de taxista le permite a Rodríguez ser un conocedor de las calles, y cuando escuchó a la operadora el nombre Beltrán Gascogne González, se dio cuenta que el incendio era para ellos, porque estaban a sólo un par de cuadras (el cuartel se ubica en avenida Eduardo Frei, frente al Lider).
“Al llegar nos encontramos con una casa envuelta en llamas, y escuchamos que alguien gritaba que había un niño atrapado al interior”. Mientras los dos bomberos que iban en el carro se preparaban con el equipo de respiración autónoma, René sacó una primera línea para en términos bomberiles- “confinar el fuego”, y apagó un sector.
Rescate
En esos momentos llegaron bomberos de la Cuarta Compañía, mientras los de la Tercera continuaban en las maniobras de extinción. Fue el momento en que Rodríguez fue al carro de su compañía y se colocó un equipo de respiración autónoma. Recuerda que entró a la casa de la familia Cárcamo y le preguntó a sus compañeros dónde habían revisado. La respuesta fue el costado derecho. “En esos momentos decidí tirarme por el lado izquierdo, y como siempre tengo una linterna en el casco, me ayudó a encontrar la puerta del dormitorio. La abrí y me tiré al piso, a revisar bajo la cama, porque es el primer lugar donde un niño se puede esconder. Así que metí primero los pies y luego con las manos toqué encima. En ese minuto toqué a alguien que estaba tapadito, encima de la cama, como durmiendo. Lo iluminé con la linterna, lo destapé y lo tomé con el máximo cuidado para protegerle su carita en mi pecho. Fue cuando grité, ¡lo encontré, voy saliendo con el niño!”, narró ayer.
Así resume el voluntario la acción heroica que protagonizó, donde al momento de salir había una paramédico de la Cuarta Compañía que le entregó los primeros auxilios al menor, quien permanece grave.

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