El paro de brazos caídos es una forma de protesta o huelga en la que los trabajadores se niegan a realizar sus tareas, pero permanecen físicamente en su lugar de trabajo. Los profesores y asistentes de la educación se han manifestado con ésta modalidad y además con masivas marchas de protesta por el no pago de sus sueldos y otros beneficios contractuales. Con todo, es preciso reconocer que en esta administración se continuidad, una vez más se ha optado por el déficit y no por el despido de trabajadores y cerrar o fusionar escuelas, pero privilegiar los empleos y no poder conducir la crisis de brazos caídos, trae consigo importantes trastornos para el servicio educacional que requiere ser regular y continuo.
El no pago de sueldos e imposiciones previsionales importa una grave infracción del empleador y un incumplimiento del contrato, que amerita la fiscalización y sanción que el ordenamiento laboral y administrativo contemplan, en tanto es una de las obligaciones fundamentales del Sostenedor, pero en el ámbito de las consecuencias, es indudable que se interrumpe el proceso de enseñanza aprendizaje, porque no se cumple con la continuidad en las clases ni con los planes de estudio, y en esto la experiencia es categórica, las clases perdidas no se recuperan, lo que importa un deterioro en la calidad de la educación, porque indudablemente se afecta la comprensión y el dominio de los temas que los estudiantes deben adquirir, a lo cual se suma el hecho que los padres tienen dificultades evidentes de carácter económico y personal que les impiden prolongar sus actividades y aceptar pasivamente un calendario adicional de actividades.
La crisis en los establecimientos es mayor pues se genera en ellos un clima nocivo de descontrol que enrarece la convivencia escolar, donde se impone la desmotivación, el desinterés y un ambiente educativo marcado por la inactividad y la falta de compromiso con los objetivos fundamentales que se ha fijado cada comunidad educativa, por lo que es igualmente grave que más allá de mesas técnicas que atienden más bien a como enfrentar el próximo mes no se ponga el énfasis en mitigar los efectos del paro de brazos caídos, que de protesta se transforma en rutina que genera inercia y desmotivación.
Este grave incumplimiento del Sostenedor, ha provocado no sólo un deterioro económico o angustia por el próximo mes, sino que ocasiona abatimiento, desánimo, tristeza y desesperanza, máxime si se le relaciona con un proceso de traspaso a una nueva institucionalidad que se percibe traumática y amenazante, en tanto no se modifique sustancialmente el sistema de financiamiento a la educación pública, y ciertamente éste estado de abatimiento genera pérdida de interés, falta de motivación y de energía para cumplir con el rol que se espera de un profesor o asistente de la educación. Cuando el énfasis se pone sólo en el pago de los sueldos se deja de lado que esta obligación tiene especial protección no sólo en lo laboral, sino que importa una obligación fundamental del sostenedor para garantizar la continuidad del servicio, si ésta obligación se incumple se hace indispensable e igualmente compleja una intervención de la corporación. Es por ello que se requiere no sólo que se soliciten mayores recursos sino que actos de fiscalización eficaces que permitan comprender a la comunidad la profundidad de la crisis y sus consecuencias.