Un emotivo y multitudinario adiós fue el que recibió ayer el destacado docente Bernardo Vera Jaraquemada, conocido en Magallanes por varias generaciones de estudiantes, padres y apoderados.

Vera Jaraquemada impartió clases en diferentes establecimientos educacionales de Punta Arenas, hasta que en 1988 inauguró su propio colegio con el único propósito de entregar una enseñanza más personalizada, dando vida al Colegio Pierre Faure, logrando que hoy ese mismo establecimiento tenga 35 años de vida.

Es así que desde su propio colegio fue despedido ayer por su familia, alumnos, padres y apoderados y por decenas de magallánicos que tuvieron la oportunidad de conocer a un gran educador que se convirtió en magallánico por adopción.

Durante el funeral los diversos estamentos del colegio y su familia recordaron algunas virtudes de Bernardo Vera, señalando que más allá de un profesor, fue un guía, un amigo, un papá, una persona que con su sabiduría entregó diversos valores y enseñanzas. Lo recordaron como un hombre amable, gentil y generoso.

En la ceremonia Roxana Lazarini dijo que “es demasiado hermoso y grande tu legado, soy una agradecida de haberte conocido y ser partícipe de la comunidad que tantos hermosos recuerdos me dio, una infancia maravillosa y llena de aventuras increíbles planeadas en la mayoría por ti y mi papá que solo aportaba la buena onda. Gracias por tanto y por ser parte de nuestra familia”.

Por su parte, Carlos Masilla, manifestó que “don Bernardo fue un gran hombre, tuve la oportunidad de conocerlo como profesor, luego como dueño de este gran colegio -Pierre Faure- y fue una persona que hizo realidad su sueño de tener un gran colegio en el que se eduquen niños y niñas para que sean personas de bien y con grandes conocimientos y lo logró y por eso hoy lloramos su partida, pero le decimos que fue una persona que cumplió con su legado y será recordado para toda la vida por su gran obra educativa”.

Una vez terminada la ceremonia, la cual duró alrededor de dos horas, sus restos fueron trasladados hasta el Cementerio Municipal Sara Braun de Punta Arenas, lugar en el que ingresó para posteriormente ser llevado hasta el crematorio del recinto.