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Columna

Las 40 horas de Chávez

opinion
28/04/2024 a las 13:13
Pablo Oyarzo
1208

Hernán Ferreira, Abogado

El 30 de abril del 2012 el Comandante Hugo Chávez anunciaba para Venezuela las 40 horas como jornada de trabajo. En nombre de los trabajadores y fustigando a los empleadores, impuso dicha ley en ese país. El dictador citó a Carl Marx para justificar tal norma. Doce años después y en realidad, pocos años después de la entrada en vigencia de dicha jornada laboral, Venezuela se sumía en un desastre económico. Muchísima gente comenzó a emigrar del país caribeño por falta de trabajo y cuando había, los sueldos eran y aún lo son, miserables. Recordemos que el suelo mínimo en Venezuela es actualmente de 3,61 dólares (¡alrededor de $3.500.- chilenos!). Dicho país es admirado como un ejemplo por Gabriel Boric, por Cariola y por todo el Partido Comunista. Más aún, Boric llamó públicamente a seguir el ejemplo y la política de Hugo Chávez. Entonces, las 40 horas en Venezuela llevaron a que la gente trabajara menos, pero se empobreciera cada día más. Gentes “felices”, pero pobres, que es el ideal de la izquierda. Mientras, sus jerarcas ganan millones y millones dirigiendo cómodamente la vida de los demás.

Para un sector político mundial y por cierto, nacional, el objetivo es la destrucción del capitalismo. Esta es la aspiración manifestada públicamente por el Presidente Boric. Entonces entre más trabas se le ponga a las empresas, al “neoliberalismo”, el objetivo se va cumpliendo paso a paso. Encarecer la contratación de trabajadores por la vía de aumentos del sueldo mínimo sin respaldo técnico, es una vía para aquello. Si bien se analiza, la reducción de la jornada laboral es también un aumento de sueldo, porque se pagará lo mismo a los trabajadores, pero con menos horas laboradas. Mientras, el país ha retrocedido en 10 años en sus niveles de pobreza. Justo cuando se necesita producir más y trabajar más, el gobierno festeja que las gentes trabajen menos y ganen más, todo a costa por supuesto, de aquellos “miserables” empresarios. Cuando en unos pocos años más se mire hacia atrás, el hito de las 40 horas será mirado como esencial para explicar la pobreza del sufrido pueblo chileno. Tal como sucede con la reforma tributaria promulgada por una figura admirada por la izquierda, como es Bachelet. Existe amplio consenso en que dicha reforma ha causado mucho daño en la economía nacional. Como se puede apreciar, la destrucción de las empresas del sector privado, que son el músculo económico del capitalismo, es un objetivo siempre vigente para la izquierda chilena.

Pero claro, mucha gente estará feliz con la sola idea de que trabajando menos se puede ganar más dinero. Entonces las 40 horas semanales son un bálsamo para esta idea fantasiosa. Fantasía que por lo demás es promocionada por la izquierda, cuyos jerarcas ganan millones de pesos mensuales gracias a quienes sueñan con trabajar menos y ganar más dinero, que es el pueblo y la clase media. Ya en el siglo 19 el escritor norteamericano advertía que “Es más fácil engañar a la gente que convencerlas que han sido engañadas”. Engañar a las gentes con que las 40 horas les llevará a la felicidad en sus vidas, es una bajeza. Los venezolanos todos los días mastican su pobreza con las 40 horas semanales de trabajo. Insistimos, si la experiencia venezolana fuera sólo mirada como algo exótico y una medida fracasada, que lo es, no habría problema. La tragedia es que el Presidente de Chile y los partidos políticos que sustentas su gobierno, son acérrimos partidarios de las políticas implementadas por Chávez y Maduro en Venezuela y traspasan estas ideas a políticas públicas concretas en Chile.

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